I. Introducción Uno de los desafíos que presentamos como instituciones educativas y, a su vez como docentes de estas instituciones, es el de atender la diversidad que se acumula dentro de las aulas, hablando en términos culturales, de género, de nivel...
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I. Introducción Uno de los desafíos que presentamos como instituciones educativas y, a su vez como docentes de estas instituciones, es el de atender la diversidad que se acumula dentro de las aulas, hablando en términos culturales, de género, de nivel socioeconómico, además de quienes presenten alguna discapacidad o problema de aprendizaje o bien, simplemente por la diversidad que existe en los estilos de aprendizaje entre los estudiantes. Atender la diversidad en el marco de la equidad para contribuir a la mejora de nuestra sociedad, como una sociedad menos discriminatoria y más equitativa. Como menciona Echeita, et. al. (2016), “en definitiva, concebir un aula de forma inclusiva es apostar por una organización que permita que todo el alumnado tengan las mismas oportunidades de obtener un aprendizaje ajustado a sus capacidades e intereses mediante la elección de estrategias, metodologías o sistemas de evaluación valore la diferencia de cada alumno o alumna” (Echeita, et. al., 2016, p.
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