Había una vez, una gota, que estaba aburrida y cansada de hacer siempre lo mismo. Cada día, cuando el sol más brillaba, la gota subía en forma de vapor de agua hacia su amiga Nubi y allí, junto a sus miles de amigas, esperaba a que bajaran las temperaturas...
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Había una vez, una gota, que estaba aburrida y cansada de hacer siempre lo mismo. Cada día, cuando el sol más brillaba, la gota subía en forma de vapor de agua hacia su amiga Nubi y allí, junto a sus miles de amigas, esperaba a que bajaran las temperaturas para volver a descender a un rio o de nuevo al mar. La pobre gotita de agua se sentía igual que las miles de amiguitas que se encontraban a su lado. Día tras día, observaba al resto de las gotas y eso la deprimía. Un día, su amiga Nubi la vio realmente triste, pensando en sus cosas en vez de disfrutar cuando llegó la hora de lanzarse como lluvia. Decidió hablar con ella. - Brillagota, ¿qué te ocurre? Llevo varios ciclos viéndote triste, sin ganas de ascender ni descender y me preocupa verte así. No estás contenta y saltarina como normalmente eras. - Nubi, me encuentro realmente triste, porque no creo que sea una gota especial. Siempre estoy haciendo lo mismo, o bien estoy en estado gaseoso o líquido o cuando hace mucho frío me vuelvo
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