Reflexión de la vasija agrietada Por: Laura Angélica Zárate Rodríguez Cuando habla de la vasija con sus defectos, me pongo a pensar que es una realidad porque no nos aceptamos como somos y eso hace que tengamos amor propio. La gran mayoría de nosotros es...
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Reflexión de la vasija agrietada Por: Laura Angélica Zárate Rodríguez Cuando habla de la vasija con sus defectos, me pongo a pensar que es una realidad porque no nos aceptamos como somos y eso hace que tengamos amor propio. La gran mayoría de nosotros es capaz de reconocer las cualidades y defectos de otras personas, pero cuando nos toca a nosotros mencionar nuestras cualidades y defectos la cosa puede ser más difícil y es que esto forma parte del conocimiento de sí mismo. Con sus vivencias el ser humano se va percatando de las virtudes y defectos y los amolda según la situación en la que se encuentre. Es ahí donde entra en juego la idea del bien y del mal, dónde uno sabe lo que se debe o no hacer, lo que es conveniente y/o perjudicial para el propio “yo” y para los demás. De eso se trata, de ser “uno” dentro de todos, de ser “único e irrepetible” y por lo tanto, se trata, de “ser”. Toda persona tiene el control de su ser. Cada uno es responsable de sí mismo y de sus actos determinados
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