Hace muchos años, en un reino pequeño pero muy próspero, gobernaba un rey justo y bondadoso que era muy querido por su pueblo. El monarca estaba muy orgulloso de que las cosas fueran bien por su territorio pero había una cuestión que le tenía constantemente...
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Hace muchos años, en un reino pequeño pero muy próspero, gobernaba un rey justo y bondadoso que era muy querido por su pueblo. El monarca estaba muy orgulloso de que las cosas fueran bien por su territorio pero había una cuestión que le tenía constantemente preocupado: era consciente de que tenía un carácter demasiado confiado y le abrumaba pensar que en cualquier momento podía aparecer un desalmado que se aprovechara de su bondad. Un día, durante la cena, le dijo a su esposa: – Me considero buena persona y tengo miedo de que alguien me traicione ¿Qué puedo hacer, amor mío, para solucionar este tema que tanto me agobia? – Querido, si te sientes inseguro, deja que alguien te ayude y te aconseje en las situaciones difíciles.– ¡Tienes toda la razón! Ya sé lo que haré: nombraré un consejero para que me avise cuando alguien intente hacerme una jugarreta ¡Será mimejor colaborador y amigo!– ¡Eso está muy bien!– Sí, pero debo tener cuidado a la hora de elegir a la persona adecuada. Ha de ser e
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