Perder a un gran empleado siempre es un inconveniente para cualquier organización. Trae consigo gastos y retos como el de encontrar, incorporar y formar un sustituto, junto con la incertidumbre de cómo se desenvolverá; sin olvidarnos de la dificultad que...
More
Perder a un gran empleado siempre es un inconveniente para cualquier organización. Trae consigo gastos y retos como el de encontrar, incorporar y formar un sustituto, junto con la incertidumbre de cómo se desenvolverá; sin olvidarnos de la dificultad que pueda tener para adaptarse e integrarse al grupo de trabajo ya establecido.
Muchas veces, detrás de una perdida así hay una razón de peso. Puede que la persona realmente fuese un mal activo para el trabajo colectivo o de equipo. O tal vez se haya alejado de la empresa por razones personales. Incluso es posible que se haya topado con una oportunidad demasiado grande como para dejarla pasar. En esos casos, incluso si es una transición difícil, irse y dejar ir sería lo correcto.
Pero, ¿Qué pasa con otras causas que conllevan perder un gran activo actual de la empresa?
Less