El ritmo de vida actual es mucho más acelerado que el de épocas anteriores, esto agobia a muchos e inclusive disminuye de manera significativa su calidad de vida. Una de las consecuencias de la velocidad con la que llevamos nuestro día a día es la creciente...
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El ritmo de vida actual es mucho más acelerado que el de épocas anteriores, esto agobia a muchos e inclusive disminuye de manera significativa su calidad de vida. Una de las consecuencias de la velocidad con la que llevamos nuestro día a día es la creciente popularidad de peticiones de soluciones rápidas y milagrosas que prometan resolver en un abrir y cerrar de ojos cada uno de nuestros problemas, que aseguren que en diez minutos -o menos- y en un solo día pueden aliviar todas nuestras preocupaciones.
Si haces un poco de memoria, o pruebas con palabras clave en tu buscador web preferido, notarás la inmensa cantidad de rutinas de ejercicios relámpago, dietas asombrosas e incluso de meditaciones fugaces (porque ni siquiera la meditación, cuya característica fundamental es el encuentro con uno mismo en un estado de quietud y paz interna, se ha salvado de la influencia de nuestro estilo de vida).
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