Orfeo y Eurídice En el reino de Tracia, vivía un músico-poeta llamado Orfeo. Su padre, Apolo, le había regalado una cítara y le había enseñado a tocarla. No puede, pues, maravillar que la música de este joven encantara a todos. Tan encantadora era que,...
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Orfeo y Eurídice En el reino de Tracia, vivía un músico-poeta llamado Orfeo. Su padre, Apolo, le había regalado una cítara y le había enseñado a tocarla. No puede, pues, maravillar que la música de este joven encantara a todos. Tan encantadora era que, apenas Orfeo pulsaba las cuerdas de la cítara, las fieras se reunían mansas, en torno suyo. Incluso los árboles le seguían, y las rocas, en las laderas de las colinas, se movían al son de su música. Los ríos cambiaban su curso para poder escucharlo. Muchas jóvenes amaban a Orfeo, pero él sólo amaba a una, Eurídice, y un día la desposó. Pero sucedió que paseando un día la joven esposa con sus doncellas por un prado, una serpiente la mordió en el tobillo y cayó en tierra sin vida. ¿Quién podría describir entonces el dolor de Orfeo?. Día y noche lloraba por su perdida esposa. Pero las lágrimas no le proporcionaban consuelo alguno y su corazón, en vez de aligerarse, se hacía cada vez más triste, ahondando su herida. Y decidió entonces hacer
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