Martínez Agustina - Fassiano Sofía Un sábado de loco abía trabajado todo el día, estaba muy cansada. Lo mejor que podía hacer era irme a descansar para despertarme lo mejor que podía. La claridad de la mañana entró por la ventana y además oía los pájaros...
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Martínez Agustina - Fassiano Sofía Un sábado de loco abía trabajado todo el día, estaba muy cansada. Lo mejor que podía hacer era irme a descansar para despertarme lo mejor que podía. La claridad de la mañana entró por la ventana y además oía los pájaros cantar. Me sorprendió ya que en esta época del año casi invierno a las 6.30 am nunca es de día. Agarré el celular que había dejado no sabía muy donde, asique lo tuve que buscar, quería saber si me quedaba tiempo para seguir durmiendo algunos minutitos más, pero cuando miro por segunda vez la hora que marcaba mi teléfono, me di cuenta que sucedió lo que no quería que sucediera, me había quedado dormida. Salté de la cama lo más rápido que pude, eso hizo que me golpee contra una mesita, pronto me olvidé de la comodidad de mi cama y del sueño que tenía. Abrí el armario, me puse lo primero que vi, agarre las zapatillas, la mochila, me lave los dientes, cerré la puerta y salí tan rápido como pude, sabía que quizás estaba un poco despeinada y
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