En lo más intrincado de la ciudad existió en tiempos lejanos una persona que empezó a preocuparse por el bienestar de los demás. En consecuencia se dio a meditar sobre las evidentes maldades que hacía los alcaldes de la poblaciones con su poder; sobre la...
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En lo más intrincado de la ciudad existió en tiempos lejanos una persona que empezó a preocuparse por el bienestar de los demás. En consecuencia se dio a meditar sobre las evidentes maldades que hacía los alcaldes de la poblaciones con su poder; sobre la debilidad de la ciudadanía, que era aplastada todos los días tal vez cuándo más ocupada se hallaba ;sobre la risa de los alcaldes, que nunca venía al caso; sobre las personas ,que se queja del sueldo que los mantienen sobreviviendo ; sobre la ciudadanía que sufre, a los alcaldes que gozan y sobre las personas que con toda su inteligencia se deja atrapar por los alcaldes, y en fin, sobre todos los defectos que hacían desgraciada a la Humanidad, y se puso a pensar sobre la manera de remediarlos. Pronto adquirió la costumbre de desvelarse y de salir a la calle a observar cómo se conducía la ciudad, y se fue llenando de conocimientos científicos y psicológicos que poco a poco iba ordenando en su pensamiento y en una pequeño libro. De modo
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