El corazón delator Edgar Allan Poe ¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy alterado, terriblemente echcitable. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudisado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el...
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El corazón delator Edgar Allan Poe ¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy alterado, terriblemente echcitable. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudisado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia. Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue sus ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por
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