Violencia Mi hija (año y medio) procuramos que nos vea en los momentos buenos o mejores: cuando nos abrazamos y besamos, cuando las cosas discurren con lisura y eficacia, cuando no hay gritos ni vajilla amenazada, cuando nuestro roce cotidiano es fluido y...
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Violencia Mi hija (año y medio) procuramos que nos vea en los momentos buenos o mejores: cuando nos abrazamos y besamos, cuando las cosas discurren con lisura y eficacia, cuando no hay gritos ni vajilla amenazada, cuando nuestro roce cotidiano es fluido y no hay asperezas que nos hagan estallar. Es obvio que lo otro –lo regular, lo malo, lo peor– también lo ve, y lo oye; pero creo que después de todo no nos las arreglamos demasiado mal. Es alegre, nuestra hija; y no hay foto ni momento en que no sonría. Le ha dado, quizá por todo ello, por abrazar a otros críos cuando los ve. Se lanza sobre ellos, los envuelve con los brazos y les planta un beso en la mejilla. A cambio de sus esfuerzos ya le han dado algún que otro tortazo. Delante de los ufanos padres en cuestión.
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