Aitor Parra
CREPÚSCULO ABSURDO
Esta noche, como cualquier otra
las estrellas se suicidan lanzándose desde el cielo,
porque todas las ciudades las ignoran
como si nunca hubieran existido,
de tal forma que sólo queda un brillante planeta
al que algún patético...
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Aitor Parra
CREPÚSCULO ABSURDO
Esta noche, como cualquier otra
las estrellas se suicidan lanzándose desde el cielo,
porque todas las ciudades las ignoran
como si nunca hubieran existido,
de tal forma que sólo queda un brillante planeta
al que algún patético llamó amor, o Venus
que no es más que un gigantesco veneno verde
que se pudre en el firmamento.
Y los muertos nunca se quejan tres veces desde sus tumbas
aunque el frio se los trague hasta los huesos,
aunque los gusanos devoren los dedos de sus pies.
Pero ¿quién soy yo para dudar de la existencia?
Repito: ¿quién soy yo para cuestionar mi existencia?
Si los que fueron ángeles se pasean por la calle quemando orfanatos
(con todos los niños dentro)
si los que saben beben vodka hasta las tres de la madrugada,
y cuando la botella se les resbala de entre sus fríos dedos
y se les cae la baba sobre sus mejillas,
ya no pueden pronunciar ni una palabra.
Ni una sóla palabra.
Porque aunque por la mañana me despierte el Sol,
(amarillo enorme bril
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