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En la Diestra de Dios Padre
Tomás Carrasquilla.
Este dizque era un hombre que se llamaba Peralta. Vivía en un pajarate muy grande y
muy viejo, en el propio camino real y afuerita de un pueblo donde vivía el Rey. No era
casao y vivía con una hermana...
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En la Diestra de Dios Padre
Tomás Carrasquilla.
Este dizque era un hombre que se llamaba Peralta. Vivía en un pajarate muy grande y
muy viejo, en el propio camino real y afuerita de un pueblo donde vivía el Rey. No era
casao y vivía con una hermana soltera, algo viejona y muy aburrida.
No había en el pueblo quién no conociera a Peralta por sus muchas caridades: él lavaba
los llaguientos; él asistía a los enfermos; él enterraba a los muertos; se quitaba el pan de
la boca y los trapitos del cuerpo para dárselos a los pobres; y por eso era que estaba en
la pura inopia; y a la hermana se la llevaba el diablo con todos los limosneros y leprosos
que Peralta mantenía en la casa. "¿Qué te ganás, hombre de Dios -le decía la hermana-,
con trabajar como un macho, si todo lo que conseguís lo botás jartando y vistiendo a tanto
perezoso y holgazán? Casáte, hombre; casáte pa que tengás hijos a quién mantener".
"Cálle la boca, hermanita, y no diga disparates. Yo no necesito de hijos, ni de mujer ni
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