El hombre pálido, de Francisco Espínola cansadazo el caballo. Así que si me deja pasar la noche ... -Comodidá no tenemos ... Puede traer su recao y dormir aquí, en todo caso. -¡Cómo no! ... Estoy Todo el día estuvo toldado el sol, y las nubes, negruzcas,...
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El hombre pálido, de Francisco Espínola cansadazo el caballo. Así que si me deja pasar la noche ... -Comodidá no tenemos ... Puede traer su recao y dormir aquí, en todo caso. -¡Cómo no! ... Estoy Todo el día estuvo toldado el sol, y las nubes, negruzcas, inmóviles en el cielo, acostumbrao. La muchacha, ahora acurrucada en un rincón, lo miraba de reojo. Y parecían apretar el aire, haciéndolo pesado, bochornoso, cansador. cuando oyó que iba a quedarse, sintió clarito en el pecho los golpes del corazón. Es que cada vez más le parecía que aquel hombre delgado y alto, de cara pálida A eso del atardecer, entre relámpagos y truenos, aquéllas aflojaron y el agua en la que se enredaba una negrísima barba que la hacía más blanca, no tenía empezó a caer con rabia, con furia casi; como si le dieran asco las cosas feas del aspecto para tranquilizar a nadie ... La vieja le interrumpió sus pensamientos mundo y quisiera borrarlo todo, deshacerlo todo y llevárselo bien lejos. diciendo: -A ver, aprontá
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