Editorial
Domingo 7 de julio de 2013 M I
Después de la batalla de
Orizaba, Morelos supo, por
informes de contrainteligencia,
que iba a ser atacado en
Tehuacán, donde no existían
condiciones de resistir un sitio, y
decidió avanzar a Oaxaca.
El avance de los...
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Editorial
Domingo 7 de julio de 2013 M I
Después de la batalla de
Orizaba, Morelos supo, por
informes de contrainteligencia,
que iba a ser atacado en
Tehuacán, donde no existían
condiciones de resistir un sitio, y
decidió avanzar a Oaxaca.
El avance de los insurgentes
fue muy lento, según el testimonio de Carlos María de
Bustamante en “Cuicatlán se
comenzó a sentir el hambre, y se
apuró tanto en las cumbres de
San Juan del Rey, que allí
murieron de necesidad algunos
soldados…” Pero todo quedó
remediado al divisar el hermoso
valle de Etla, poblado de haciendas, alquerías, pueblos y molinos, que visto desde la altura,
forma la vista más pintoresca
que pueda imaginarse”.
Cuando se supo que Morelos
estaba a las puertas de la ciudad,
el terror se apoderó de la población.
Los realistas estaban desprevenidos.
Para contener la
invasión el teniente Izquierdo
presidente de la Junta de
Seguridad amenazó con fusilar a
300 prisioneros insurgentes.
El
obispo Bergoza y Jordán, arzobispo electo d
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