OBRA DE LITERATURA.
En lugar de la mancha de
cuyo nombre no quiero
acordarme, vivía hace
tiempo un hidalgo
caballero.
Nuestro hidalgo en cuya
casa no abundaba la
comida, frisaba en los
cincuenta años, era la
complexión recia, saco de
rostro alargado, le...
More
OBRA DE LITERATURA.
En lugar de la mancha de
cuyo nombre no quiero
acordarme, vivía hace
tiempo un hidalgo
caballero.
Nuestro hidalgo en cuya
casa no abundaba la
comida, frisaba en los
cincuenta años, era la
complexión recia, saco de
rostro alargado, le gustaba
levantarse muy temprano y
salir a cazar.
Lo atendían
una criada, que pasaba de
los cuarenta, una sobrina
que aún no llegaba a los
veinte, y un mancebo que
servía para ensillar el
caballejo del hidalgo y para
las labores del campo.
Nunca se supo si se
apellidaba Quijada o
Quesada, pero algunos
aseguraban que se llamaban
Quijada.
Este caballero, en
sus ratos libres de ocio, los
que no eran pocos, se
aficiono a leer una forma
desmedida, libros que
trataban de aventuras de
los caballeros.
Pero lo más curioso es
que decidió convertirse
el mismo en caballero
andante, para asombrar
al mundo con sus hazañas,
aplicando justicia allí
donde no la había,
protegiendo a los débiles
y coronándose de gloria
Less