Una araña estaba sentada afuera de su cabaña comiendo un plato de papas
asadas.
"Una piña jugosa me ayudaría a pasar estas papas", dijo la araña.
Se
dio unas palmaditas en su panza rechoncha, eructó y agregó: "Tengo tanta
hambre que hasta me comería un...
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Una araña estaba sentada afuera de su cabaña comiendo un plato de papas
asadas.
"Una piña jugosa me ayudaría a pasar estas papas", dijo la araña.
Se
dio unas palmaditas en su panza rechoncha, eructó y agregó: "Tengo tanta
hambre que hasta me comería un limón agrio.
"
Todos los animales de la tribu Ashanti sabían del enorme apetito de la araña.
La
araña siempre era muy amigable con ellos, pero, a veces, podía ser una glotona.
Lo que más odiaba era compartir su comida.
En ese momento, la araña se moría de ganas de comer algo más.
Sus
pensamientos sobre comida se interrumpieron al ver a una tortuga que caminaba
lentamente por el sendero de polvo que estaba frente a su cabaña.
La araña
nunca había visto a la tortuga antes y por eso sentía ansias de hablar con
alguien nuevo.
"Bienvenida forastera", gritó la araña.
"¿Qué haces por aquí?".
"Estoy de camino al sur, voy a visitar a mi primo", respondió la tortuga.
La
tortuga había salido de su casa muy temprano esa mañana y había est
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