Sr.Embajador Sylvain Itté, Señora Cristina Itté,
Amigas y amigos,
Autoridades nacionales y extranjeras,
En nuestra peripecia vital en esta tierra –que cada vez se nos antoja más breve
a medida que transcurren los años-, son escasos los momentos como...
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Sr.Embajador Sylvain Itté, Señora Cristina Itté,
Amigas y amigos,
Autoridades nacionales y extranjeras,
En nuestra peripecia vital en esta tierra –que cada vez se nos antoja más breve
a medida que transcurren los años-, son escasos los momentos como este, en que
emoción, agradecimiento, orgullo, honor, recuerdos, logros alcanzados y proyectos por
venir, confluyen en un único y singular instante.
No voy a evocar la riquísima historia de los lazos que unen Francia y Uruguay.
Pero sí deseo compartir con los buenos amigos que hoy me acompañan,
algunos particulares momentos de mi pequeña historia, mi petite histoire con la
Grande Nation.
Debo así recordar a mi madre y su devoción por Francia, que fluía generosa a
través de sus raíces galas. Lo cual de inmediato me transporta al mediodía del 8 de
octubre de 1964. Yo tenía once años y estaba en cama, con una fiebre que volaba. Era
un día frío, y afuera llovía copiosamente. Nada de ello evitó que mi madre, a la hora
señalada, me
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