CantalobosEl rayo que no cesa Era uno de esos días que más que caluroso se podría definir soporífero, parecido casi a todos los de este anormal, diría yo, verano. El ambiente estaba cargado de un halo que no sabría definir muy bien, era de esos días que uno...
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CantalobosEl rayo que no cesa Era uno de esos días que más que caluroso se podría definir soporífero, parecido casi a todos los de este anormal, diría yo, verano. El ambiente estaba cargado de un halo que no sabría definir muy bien, era de esos días que uno designa sin saber porqué como “raro”. Era, en definitiva, un día raro. En la televisión sólo se podían ver incendios aquí y allá, incendios por doquier. La tierra ardía ante la mirada triste e impotente de quienes contemplábamos el plasma, ajenos a lo que nos iba y nos podía suceder y, es cierto, que cuando menos te lo esperas… ¡Zass! ...Un rayo sin piedad sumado a la aridez del terreno, a las altas temperaturas y, sobre todo, al beligerante viento, dieron fruto y germinaron en un profundo y extenso incendio. En datos: más de 6.000 hectáreas se quemaron llevándose la peor parte Aliaga con casi 1.500 ha y Ejulve con 2.800 ha, Villarluengo 680 ha, Cañizar del Olivar sobre 200 ha, y la Zoma casi 1.000 ha… La tierra ardía a nuestro alreded
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