LAS LUCES
Esta historia me la contó una chica de unos 16
años, y no le sucedió a ella, sino a su madre, una
española que emigró a Alemania para buscarse
la vida, teniendo que alquilarse una casa con su
joven esposo que apenas tenía comodidades.
Eso sí,...
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LAS LUCES
Esta historia me la contó una chica de unos 16
años, y no le sucedió a ella, sino a su madre, una
española que emigró a Alemania para buscarse
la vida, teniendo que alquilarse una casa con su
joven esposo que apenas tenía comodidades.
Eso sí, tenía visitantes misteriosos.
Al principio sólo eran sonidos, rasguños en la
almohada que mantenía abrazada mientras
trataba de descansar después de tantas horas de
trabajo.
Le asustó, cierto, pero mantuvo la calma
y pensó que era su propio agotamiento el que la
hacía tener alucinaciones auditivas.
Los
rasguños en la cama no son tan inhabituales
¿no?.
Muchos los hemos oído.
Son visitantes
que quieren comunicarnos que "están ahí
también, que no estamos solos".
La joven vivió con esa extraña experiencia unos
días y terminó por acostumbrarse, pero una
noche ocurrió algo terrible.
Estaba tumbada en la
cama, descansando, su marido estaba
afeitándose en el cuarto de baño, y de pronto
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