Número: 326 - Fecha: 12/10/2012
UUnn AAññoo ddee llaa FFee.
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¿¿PPaarraa
qquuéé??
«La puerta de la fe» (cf.
Hch 14, 27), que
introduce en la vida de comunión con Dios y
permite la entrada en su Iglesia, está siempre
abierta para nosotros.
Se cruza ese...
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Número: 326 - Fecha: 12/10/2012
UUnn AAññoo ddee llaa FFee.
.
¿¿PPaarraa
qquuéé??
«La puerta de la fe» (cf.
Hch 14, 27), que
introduce en la vida de comunión con Dios y
permite la entrada en su Iglesia, está siempre
abierta para nosotros.
Se cruza ese umbral
cuando la de Dios se anuncia y el corazón se
deja plasmar por la gracia que transforma.
Atravesar esa puerta supone emprender un
camino que dura toda la vida.
Éste empieza con
el bautismo (cf.
Rm 6, 4), con el que podemos
llamar a Dios con el nombre de Padre, y se
concluye con el paso de la muerte a la vida
eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús
que, con el don del Espíritu Santo, ha querido
unir en su misma gloria a cuantos creen en él
(cf.
Jn 17, 22).
Profesar la fe en la Trinidad –
Padre, Hijo y Espíritu Santo– equivale a creer
en un solo Dios que es Amor (cf.
1 Jn 4, 8): el
Padre, que en la plenitud de los tiempos envió
a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo,
que en el misterio de su muerte y resurrecci
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