Era un sueño.
La piel erizada, envuelta en un profundo suspiro…
La respiración acelerada tan escapista y vaporosa…
Tu aliento lujurioso tan caluroso, paseándose sobre mi cuello…
Mi pecho era preso de tus brazos y en ese instante nació aquel beso.
Nuestros...
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Era un sueño.
La piel erizada, envuelta en un profundo suspiro…
La respiración acelerada tan escapista y vaporosa…
Tu aliento lujurioso tan caluroso, paseándose sobre mi cuello…
Mi pecho era preso de tus brazos y en ese instante nació aquel beso.
Nuestros labios se fundieron, negándose a resistirse…
Nacer en las sombras, liberar los sentidos…
Rozar tu piel como la brisa de una mañana de verano que ondea sobre mis
manos.
Volar aferrado a tus caderas hasta el límite de lo infinito.
Abrir las alas y ensayar el vuelo, dando libertad al movimiento de tus
curiosos dedos,
Aferrados uno al otro meciéndonos en los brazos de Eros…
Soy seducido por Morfeo quien me invita sigiloso, me pierdo entre las
tinieblas, sumergido en tus negros ojos.
Héctor Pérez
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