ABEL ENRIQUE SINNING CASTAÑEDA
asinning@hotmail.
com
CONTROL Y SERENIDAD
Un samurái fue a cobrarle a un pescador el dinero que le había prestado.
El pobre pescador no tenía dinero y se escondió del samurái, que era famoso por su mal
genio.
El samurái lo...
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ABEL ENRIQUE SINNING CASTAÑEDA
asinning@hotmail.
com
CONTROL Y SERENIDAD
Un samurái fue a cobrarle a un pescador el dinero que le había prestado.
El pobre pescador no tenía dinero y se escondió del samurái, que era famoso por su mal
genio.
El samurái lo buscó airado y cuando lo encontró, desenvainó su espada y gritó:
- “¿Qué tienes para decirme?”
- “Lo siento, dame tiempo y te pagaré”.
Por favor sigue el dicho de la mano vacía: “Si
alzas tu mano, aquieta tu genio; si tu genio se alza, aquieta tu mano”.
El samurái quedó pensativo, envainó su espada y dijo: “Bueno, tienes razón, esperaré y
volveré en tres meses”.
El samurái llegó a casa de noche y, sorprendido, vio a su esposa dormida y el contorno
borroso de un samurái a su lado.
Lleno de furia sacó su espada, pero recordó al pescador: “Si tu mano se alza, aquieta tu
genio; si tu genio se alza aquieta tu mano.
"
Se calmó, miró bien y junto a su esposa estaba su propia madre vestida de samurái para
cuidarla y asustar a otros.
Ento
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