La casa del ruido y la casa del silencio
Vivimos en un enorme ying yang: dos partes que configuran un todo único e
indivisible, dos mitades que se pueden diferenciar únicamente para
comprenderlas, pero que no tienen existencia independiente.
Jorge...
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La casa del ruido y la casa del silencio
Vivimos en un enorme ying yang: dos partes que configuran un todo único e
indivisible, dos mitades que se pueden diferenciar únicamente para
comprenderlas, pero que no tienen existencia independiente.
Jorge Bucay
Siempre oí decir que existe una delgada línea que separa las dos caras que
tienen todas las cosas, un trazo discontinuo que establece la franja en que
se encuentran y desencuentran los lados opuestos, constituyendo el fino
equilibrio que rige el devenir del universo así como de nuestras propias
vidas.
El bien y el mal, la vida y la muerte, lo masculino y lo femenino, la
fuerza y la debilidad, conviven en un mismo ser como el día y la noche, la luz
y la oscuridad, no pueden entenderse lo uno sin lo otro y de este modo,
determinan los dos polos que se encuentran en los aledaños de una laxa
frontera que se contorsiona adentrándose en cada una de las partes.
Os voy a contar la historia de dos casas, cada una de las cuale
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