Hemos sido los patriotas de España quienes desde el primer atentado de ETA y en todo momento, sin un segundo de vacilación, dijimos que la solución pasaba por combatir el terrorismo etarra con todos los medios posibles, con Estado de Derecho o sin él, sin...
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Hemos sido los patriotas de España quienes desde el primer atentado de ETA y en todo momento, sin un segundo de vacilación, dijimos que la solución pasaba por combatir el terrorismo etarra con todos los medios posibles, con Estado de Derecho o sin él, sin ni siquiera imaginar la posibilidad de sentarnos en una misma mesa con los asesinos etarras.
Y es que tenemos la convicción moral de que, aunque costara más muertos españoles, España no se puede sentar en la misma mesa con esa basura, que no hay nada que negociar con es basura, ni siquiera si esa basura se rindiera, y que si la capacidad de acción terrorista de esa basura es baja puede servir la cadena perpetua pero si fuera elevada, como lo fue en los años de la transición, no hay obstáculo moral alguno para acudir a la pena de muerte.
Todo ello sin olvidarnos nunca, y quizá se pueda entender muy bien aquí la diferencia entre Estado Justo y Estado de Derecho, que la derrota etarra debe producirse incondicionalmente, como hemo
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