Érase una vez una niña llamada Marisol.
Era una niña muy alegre que solía
pasar con sus padres, horas y horas jugando.
Cada día inventaban un nuevo
juego o una canción con la cual divertirse.
Un buen día, su mamá y su papá
hablaron con ella; le...
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Érase una vez una niña llamada Marisol.
Era una niña muy alegre que solía
pasar con sus padres, horas y horas jugando.
Cada día inventaban un nuevo
juego o una canción con la cual divertirse.
Un buen día, su mamá y su papá
hablaron con ella; le explicaron que iba a tener un nuevo hermanito, con el que
podría jugar cuando fuese mayor; entonces Marisol se puso muy contenta.
Pasó un tiempo y nació el hermanito de Marisol.
Ella estaba impaciente por
ver como era y porque iba a venir toda la familia a casa.
De repente tocaron el
timbre… era su abuelita María Luisa.
Marisol, corrió hacia ella, pero ella
apenas le hizo caso, pues se dirigió con prisa a ver a su hermanito Luisito.
En
ese momento Marisol también se dirigió a verlo, y quiso cogerlo, pero sus papás
le explicaron que todavía no podía jugar con ella.
Al día siguiente, cuando llegó
la hora del juego, Luisito se puso a llorar porque tenía hambre y su mamá le
dijo, que a partir de ese día ya no podrían jugar a esa hora porque
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