HOPE’S BIGS
Solo un paso infinito te aleja de la perfección.
A Diana
Buscad y encontrareis
La fila se divisaba interminable.
La gente se asemejaba a un denario de esos que vende la señora a la puerta de la
iglesia de San Francisco en plena séptima con...
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HOPE’S BIGS
Solo un paso infinito te aleja de la perfección.
A Diana
Buscad y encontrareis
La fila se divisaba interminable.
La gente se asemejaba a un denario de esos que vende la señora a la puerta de la
iglesia de San Francisco en plena séptima con trece.
Al fin llegue.
Cuando iba a cancelar los mil setecientos para
obtener un plástico que es mi boleto de regreso a casa, una señora estira su mano en donde envolvía un billete de
cinco mil pesos y con su mirada puesta, como con sed de venganza, en la señora de la taquilla que apenas se le notaba
era un poco mayor que ella.
La misma me miro, y con sus ojos me pregunto en el silencio más sepulcral que he
experimentado: ¿le recibo?
Creo que una sonrisa es más que un sí, más que un está bien, más que un indignarse ante aquel evento.
Cuando pase
la máquina registradora, después de haber hecho otra fila, ésta más pequeña, me encontraba con una gran multitud
de gente que a esa hora, como yo, regresaban a sus casas; uno iban otros venía
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