NOS DEJA PACO FULLANA, UN GRAN MAESTRO Honda se hundía la azada en la tierra bajo tus brazos, y honda es la herida que nos dejas, Paco. Fue hace casi veinte años, sería Diciembre y yo, en mangas de camisa, te pregunté: oye, Paco, ¿aquí cuándo llega el...
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NOS DEJA PACO FULLANA, UN GRAN MAESTRO Honda se hundía la azada en la tierra bajo tus brazos, y honda es la herida que nos dejas, Paco. Fue hace casi veinte años, sería Diciembre y yo, en mangas de camisa, te pregunté: oye, Paco, ¿aquí cuándo llega el invierno? Y serio, como siempre, usando tu voz cascada por el tabaco, la tiza y los años de tarima, me respondiste: “estás como una cabra”. Ahora que te vas, querido Paco Fullana, me sale de dentro darte las gracias por haberme enseñado tanto con un número tan reducido de palabras. Ya lo sé, la honestidad, la valentía, el esfuerzo y la firmeza en las convicciones se enseñan con la vida y no con discursos. Ahora que te vas, me lo confirmas. Hay personas como tú que hasta para morirse esperan a un día “de faena”. Has aguantado las vacaciones, el frío, los desvelos, los madrugones, las reuniones interminables, las tareas largas, tediosas y ocultas de la secretaría, las preocupaciones, los campamentos (tantos), las alegrías y las penas de tus
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