El loco de los naipes Negro Hernández
Antonio o el loco de los naipes, como lo llaman los muchachos, esta siempre en la mesa situada en el
rincón de la ochava del Tres Amigos, allí donde cuelga el viejo teléfono público que dejó de funcionar
hace años...
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El loco de los naipes Negro Hernández
Antonio o el loco de los naipes, como lo llaman los muchachos, esta siempre en la mesa situada en el
rincón de la ochava del Tres Amigos, allí donde cuelga el viejo teléfono público que dejó de funcionar
hace años cuando nacieron los locutorios y más tarde fueran arrasados por la invasión del celular (el
Gordo dice que lo llaman celular por el camión donde llevan detenidos a los presos).
Parece una pieza de museo como el propio café y algunos paisajes del mismo barrio que se van extinguiendo lentamente con la tecnología.
En otra época lo usábamos para pasarle algún número al
quinielero o para avisarle a la patrona que llegaríamos un poco más tarde porque se había armado un
buen truco.
Antonio llegó al barrio en los primeros días de marzo, cuando el verano empieza a despedirse entre el
calor de las ilusiones que no fueron y las hojas de los árboles de otoño poniendo de amarillo y ocre
las calles de Barracas.
Todas las mañanas, de lunes a viernes
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