En 1750 fue expedida la primera patente para un pegamento o adhesivo en Gran
Bretaña.
Se trataba de un pegamento hecho a partir de pescado.
Rápidamente se
patentaron otros adhesivos que utilizaban caucho natural, huesos de animales,
pescado, almidón y...
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En 1750 fue expedida la primera patente para un pegamento o adhesivo en Gran
Bretaña.
Se trataba de un pegamento hecho a partir de pescado.
Rápidamente se
patentaron otros adhesivos que utilizaban caucho natural, huesos de animales,
pescado, almidón y proteína de la leche o caseína.
El uso de productos naturales para elaborar pegamentos se remonta a tiempos
antiguos.
Los romanos, por ejemplo, usaban brea obtenida de la madera de pinos
y cera de abejas como un adhesivo a prueba de agua para construir barcos.
La
cera de abejas sigue usándose hoy en día como un adhesivo confiable.
Antiguamente, los “golpeadores de oro” aplastaban las pepitas de oro
martillándolas entre la membrana exterior del intestino delgado de un buey, para
producir las hojas de oro usadas en dorados decorativos.
Para pegar esas
delicadas hojas metálicas al papel o el yeso se utilizaban, y aún se siguen
utilizando ¡claras de huevo!
Los aztecas usaban sangre de animales combinada con barro como mezcla para
unir
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