EL GIGANTE EGOISTA
Era una persona muy solitaria malgeniada y con un profundo desagrado por los niños su risa y sus
juegos le molestaban
—¡Qué felices éramos allí! —se decían.
Luego llegó la primavera y todo el campo se llenó de florecillas y de...
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EL GIGANTE EGOISTA
Era una persona muy solitaria malgeniada y con un profundo desagrado por los niños su risa y sus
juegos le molestaban
—¡Qué felices éramos allí! —se decían.
Luego llegó la primavera y todo el campo se llenó de florecillas y de pajarillos.
Solo en el jardín del gigante egoísta seguía siendo invierno.
A los pájaros no les interesaba cantar en
él, ya que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer.
En una ocasión una hermosa flor
levantó la cabeza por encima de la hierba, pero cuando vio el letrero sintió tanta pena por los niños
que se volvió a deslizar en la tierra y se echó a dormir.
Los únicos que se alegraron fueron la nieve
y la escarcha
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