En el fondo del caño hay un negrito
José Luis González
I
La primera vez que el negrito Melodía vio al otro negrito en el fondo del caño1
fue en la mañana del
tercero o cuarto día después de la mudanza, cuando llegó gateando hasta la única puerta de la...
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En el fondo del caño hay un negrito
José Luis González
I
La primera vez que el negrito Melodía vio al otro negrito en el fondo del caño1
fue en la mañana del
tercero o cuarto día después de la mudanza, cuando llegó gateando hasta la única puerta de la nueva
vivienda y se asomó para mirar hacia la quieta superficie del agua allá abajo.
Entonces el padre, que acababa de despertar sobre el montón de sacos vacíos extendidos en el piso, junto
a la mujer semidesnuda que aún dormía, le gritó:
-¡Mire... eche p'adentro! ¡Diantre'e muchacho desinquieto!
Y Melodía, que no había aprendido a entender las palabras pero sí a obedecer los gritos, gateó otra vez
hacia adentro y se quedó silencioso en un rincón, chupándose un dedito porque tenía hambre.
El hombre se incorporó sobre los codos. Miró a la mujer que dormía a su lado y la sacudió flojamente por
un brazo. La mujer despertó sobresaltada, mirando al hombre con ojos de susto. El hombre rió. Todas las
mañanas era igual: la mujer salía del sueño c
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