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17 § 8 ¡Jehová desenvaina la espada!
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Después Dios comparó a los gobernantes de Babilonia y Egipto con grandes águilas.
Una arrancó la cima de un
cedro al quitar al rey Joaquín y reemplazarlo con Sedequías.
Aunque Sedequías había jurado...
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w88 15/09 pág.
17 § 8 ¡Jehová desenvaina la espada!
8
Después Dios comparó a los gobernantes de Babilonia y Egipto con grandes águilas.
Una arrancó la cima de un
cedro al quitar al rey Joaquín y reemplazarlo con Sedequías.
Aunque Sedequías había jurado lealtad a Nabucodonosor,
quebrantó aquel juramento y procuró que el gobernante de Egipto, la otra gran águila, le ayudara.
Si Sedequías invocó el
nombre de Dios al hacer aquel juramento, el quebrantarlo causó oprobio a Jehová.
La mismísima idea de que
causaríamos oprobio a Dios debería impedir que en alguna ocasión violáramos la palabra que hubiéramos dado.
¡Ciertamente tenemos un gran privilegio al llevar el nombre divino como testigos de Jehová! (Ezequiel 17:1-21.
)
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26 §§ 3, 4 pág.
27 § 6 El temor al hombre entrampa al rey Sedequías
Sedequías, el hijo del rey Josías por su esposa Hamutal, originalmente se llamaba Matanía.
Cuando los babilonios se
llevaron cautivo a su sobrino el rey Joaquín, Matanía fue hecho re
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