“A cada día que pasa, se pierde más la cordura” pensó Isabela.
Cerró la puerta del salón después de haber entrado, e intercambio miradas de
desconcierto con Chad.
- Te estábamos esperando – dijo Tatiana con la voz ronca.
- ¿Dónde están todos? – pregunto...
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“A cada día que pasa, se pierde más la cordura” pensó Isabela.
Cerró la puerta del salón después de haber entrado, e intercambio miradas de
desconcierto con Chad.
- Te estábamos esperando – dijo Tatiana con la voz ronca.
- ¿Dónde están todos? – pregunto Isabela, pues las únicas personas frente a ella
eran sus amigas.
- Eso no importa – intervino ahora Camila con voz misteriosa –.
Siéntate Isabela,
te haré una oferta que no podrás rechazar.
Isabela no sabía si detener todo ese circo y pedirles que fueran al punto, o estallar
en risa.
No hizo ninguna de las dos cosas.
Mantuvo su semblante serio, y les
siguió la corriente para ver a donde iba todo.
- Dime ¿de qué se trata? – dijo en voz baja después de haber tomado asiento.
- Primero, tienes que deshacerte de los testigos.
Chad se sintió petrificado, Camila lo estaba fulminando con la mirada, y él no tenía
idea de el por qué.
Sin embargo algo estaba claro, su presencia estaba sobrando
en todo ese drama.
- Entiendo – dijo el m
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