Hasta hace algunos años los tunjanos sentían pánico en las noches de luna cuando
pasaban por la Calle del Arbol, en donde en horas avanzadas de la noche veían el
fantasma de doña Inés de Hinojosa y unas luces que seguían la ruta, desde el lugar
en donde se...
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Hasta hace algunos años los tunjanos sentían pánico en las noches de luna cuando
pasaban por la Calle del Arbol, en donde en horas avanzadas de la noche veían el
fantasma de doña Inés de Hinojosa y unas luces que seguían la ruta, desde el lugar
en donde se ubicaba el árbol en el cual fue ahorcada, hasta la Catedral.
Esta leyenda se relaciona con uno de los escándalos más grandes que ocurrieron en
Tunja en la segunda mitad del siglo XVI, en los años de la presidencia de Don Andrés
Díaz Venero de Leiva, quien acudió a la ciudad fundada por el Capitán Gonzalo Suárez
Rendón, para hacer justicia a la ardiente y apasionada venezolana que estuvo envuelta
en el uxoricidio de sus dos esposos, con la ayuda de sus dos amantes.
Doña Inés de Hinojosa, natural de Barquisimeto (Venezuela) era una hermosa mujer que
poseía una respetable riqueza, casas y haciendas.
Tenía un carácter fuerte y dominante;
era sumamente caprichosa, y en especial, era una hembra ardiente y apasionada.
Se casó en Carora
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