El ser maestro de educación formal, en cualquier nivel de desempeño, implica compromisos éticos, epistemológicos, científicos, pedagógicos y culturales que posibiliten la consolidación de los verdaderos objetivos de todo acto pedagógico; la transformación...
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El ser maestro de educación formal, en cualquier nivel de desempeño, implica compromisos éticos, epistemológicos, científicos, pedagógicos y culturales que posibiliten la consolidación de los verdaderos objetivos de todo acto pedagógico; la transformación de ser humano para su bienestar y dignificación como tal. Los tiempos nos invitan a mirar desde varias perspectivas y enfoques lo que realizamos en nuestro quehacer magisterial. No vale solamente mantener unos sabeers disciplinares, sino no hay compromisos éticos, sociales y culturales para trascender la realidad. Maestro significa y connota muchas cosas aparentemente unificables:creador, guía, facilitador, mediador, amigo, entre muchas otras posibilidades exigidas por la historia y los tiempos ; es el ser que mira desde todos los frentes la formación de sus discentes. Entonces, no es ser maestro por serlo, sino por desear y amar lo que se hace.
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