Bogotá 13 de mayo del 2010
EDITORIAL
Recordar momentos de la infancia y de la adolescencia, lo devuelven
a uno a un mundo lleno de recuerdos y experiencias vividas.
Es subir y
bajar, devolverse y vivir el momento en que sucedió la escena, la...
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Bogotá 13 de mayo del 2010
EDITORIAL
Recordar momentos de la infancia y de la adolescencia, lo devuelven
a uno a un mundo lleno de recuerdos y experiencias vividas.
Es subir y
bajar, devolverse y vivir el momento en que sucedió la escena, la
travesura y la anécdota.
Ellas son únicas y lo hacen reír a uno de
picardía.
Lo más bonito que yo tengo es mi infancia que la disfruté al máximo.
A
pesar de que nunca me dieron lujos ni los mejores juguetes, me
divertía mucho con mi papá, porque me hacía muchos juguetes de
madera y me complacía en lo que yo le pidiera que me hiciera.
Como
me gustaba mucho inventar, construir cosas y desarmar, mis amigos
ya me tenían de sobrenombre magiver; desde niño siempre he soñado
con estudiar y ser un inventor.
Les invito a que lean estos pequeños párrafos, y se den cuenta que
uno de niño, para ser feliz no necesita los mejores juguetes ni los mas
costoso del mercado.
Atentamente:
MANUEL LOBO GARCERAN
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