Hace unos años, para hablar de techno de dureza extrema, se utilizaban expresiones
como ‘chicha’ o ‘zapatilla’.
Con estos palabros tan del ámbito clubber se designaba ese
tipo de sonido rocoso, veloz y percusivo que podían pinchar DJs como Oscar Mulero o...
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Hace unos años, para hablar de techno de dureza extrema, se utilizaban expresiones
como ‘chicha’ o ‘zapatilla’.
Con estos palabros tan del ámbito clubber se designaba ese
tipo de sonido rocoso, veloz y percusivo que podían pinchar DJs como Oscar Mulero o
Dave Clarke y que iba más allá de la tradicional ‘caña de España’.
Hasta que llegó ese
estilo conocido como schranz y la chicha se cambió por una obesidad elefantiásica y la
zapatilla por botas con puntera de hierro: allí donde se acaba el hard techno llega el
schranz, el último género de electrónica de baile agresiva para la juventud con ganas de
quemar adrenalina en la pista, un producto de las raves que justo ahora llega a los clubs
y que mueve masas.
Es el nuevo techno del pueblo, y ésta es su historia.
El fenómeno.
El auge del schranz es un fenómeno de la era de internet.
Su difusión se ha
conseguido gracias al boca-oreja que permiten las nuevas comunidades virtuales, ya sea
a través de foros o portales de descargas de músic
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