Herbet Elliot, uno de los monstruos sagrados del mediofondo, se retiró a los
veintidós años sin conocer nunca la derrota en la milla o los 1.
500 metros.
Siempre fue el rey y nunca saboreó el amargo sabor del segundo puesto.
Campeón
Olímpico en los Juegos...
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Herbet Elliot, uno de los monstruos sagrados del mediofondo, se retiró a los
veintidós años sin conocer nunca la derrota en la milla o los 1.
500 metros.
Siempre fue el rey y nunca saboreó el amargo sabor del segundo puesto.
Campeón
Olímpico en los Juegos de Roma, cuando comenzaba la década prodigiosa de los
sesenta, el bueno de Elliot batió dos veces el récord mundial de 1.
500 y uno el de
la milla, pero, sobre todo, triunfó 43 veces consecutivas, 43, en estas
distancias.
y luego se retiró, cuando casi era un chaval, tal vez cansado de no
ver a nadie por delante suyo.
-¡Nunca me alcanzarán! ¡Nunca me alcanzarán! -se repetía a sí mismo, mientras
con toda su alma corría como un gamo.
Inesperadamente, los gritos de los
espectadores aumentaron de tono; algunas personas comenzaron a acercarse a él
de forma peligrosa, en opinión del corredor, e incluso un par de ellas intentaron
cogerle.
Herb Elliot se zafó de las primeras, pero finalmente no pudo evitar el ser
apresado, ¡La carrera h
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