ero esto era algo
absolutamente imposible,
porque estaba acostumbrado a
dormir del lado derecho, pero en su
estado actual no podía ponerse de
P
ese lado.
Aunque se lanzase con
mucha fuerza hacia el lado derecho,
una y otra vez se volvía a balancear
sobre...
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ero esto era algo
absolutamente imposible,
porque estaba acostumbrado a
dormir del lado derecho, pero en su
estado actual no podía ponerse de
P
ese lado.
Aunque se lanzase con
mucha fuerza hacia el lado derecho,
una y otra vez se volvía a balancear
sobre la espalda.
Lo intentó cien
veces, cerraba los ojos para no tener
que ver las patas que pataleaban, y
sólo cejaba en su empeño cuando
comenzaba a notar en el costado un
dolor leve y sordo que antes nunca
había sentido.
Cristina Rodríguez López
«¡Dios mío! -pensó-.
¡Qué profesión tan dura he elegido! Un día sí y otro también de biaje.
Los
esfuerzos profesionales son mucho mayores que en el mismo almacén de la ciudad, y además se
me ha endosado este ajetreo de viajar, el estar al tanto de los empalmes de tren, la comida
mala y a deshora, una relación humana constantemente cambiante, nunca duradera, que jamás
llega a ser cordial.
¡Que se vaya todo al diablo!»
Sintió sobre el vientre un leve picor, con la espalda se deslizó lentament
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