Elefante Encantado
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me
gustaba de los circos eran los animales.
También a mí como a
otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía...
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Elefante Encantado
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me
gustaba de los circos eran los animales.
También a mí como a
otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso,
tamaño y fuerza descomunal.
.
.
pero después de su actuación y
hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba
sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus
patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de
madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra.
Y
aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que
ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia
fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la
sabiduría de los grandes.
Pregunté entonces a algún maestro, a
algún padr
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