La Independencia
No llegó a las mayorías
Por el respeto que nos merecen los auténticos próceres, la batalla de Ayacucho debe ser
motivo de meditación.
De reflexión, no en el sentido que lo quería José de la Riva Agüero
(1) quien contempló no solamente la...
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La Independencia
No llegó a las mayorías
Por el respeto que nos merecen los auténticos próceres, la batalla de Ayacucho debe ser
motivo de meditación.
De reflexión, no en el sentido que lo quería José de la Riva Agüero
(1) quien contempló no solamente la escisión de los criollos peruanos, ya de por sí grave,
sino para observar también de que modo se registró en el Perú el cataclismo social
señalado.
Ayacucho sirve para apreciar en su génesis y desarrollo ciertos males que el Perú continúa
afrontando en la actualidad.
Como el pasado es raíz de lo contemporáneo, conviene
revisarlo, tanto para pagar las promesas incumplidas como con el fin de evitar que “la
historia se repita”.
Sabemos bien que la gente del Perú no fue mayoría entre los vencedores de Ayacucho.
En
mucho mayor número pelearon y murieron en el bando del Rey que en el de la
Independencia y aunque conviene remarcar que el Perú, por medio siglo, se batió
simultáneamente en dos frentes, este no es el objeto de las presentes
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