En los reinos de Túnez hubo un mercader natural de las partes de Hungría, el cual entre
los mercaderes era el más rico que en el mundo se hallase.
Y un día pasando por la
plaza, vio vender una doncella cristiana que era de las partes de España.
Y el...
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En los reinos de Túnez hubo un mercader natural de las partes de Hungría, el cual entre
los mercaderes era el más rico que en el mundo se hallase.
Y un día pasando por la
plaza, vio vender una doncella cristiana que era de las partes de España.
Y el viéndola
ser muy hermosa, compróla al moro que la traía.
Y conociendo en su gentil disposición
y crianza que debía ser hijadalgo, le hizo aprender a leer y escribir y todas las ciencias
que aprender pudiese.
La cual se dio tanto a la virtud y estudio que sobrepasó a todos
los hombres y mujeres que en aquel tiempo fuesen, así en ciencia como en música y
otras infinitas maneras de artes [.
.
.
] y hallándose un día el mercader en tanta miseria que
cosa ninguna no tenía para mantenerse, hubo de decir a la doncella:
-Ya sabéis cómo corre sobre mi fortuna en tal manera que no me ha quedado cosa de
cuanto solía tener de todos mis tesoros y haberes.
No tengo cosa que venda ni empeñe,
y esto es por los grandes pecados que yo he hecho y cometid
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