A su hija, Mary Catherine, que le preguntaba, cuál podría ser la razón para escribir un libro, Gregory
Bateson, el maestro de la Ecología de la mente, le respondió: “En eso hay hasta un poco de orgullo,
el deseo que si todos estamos caminando...
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A su hija, Mary Catherine, que le preguntaba, cuál podría ser la razón para escribir un libro, Gregory
Bateson, el maestro de la Ecología de la mente, le respondió: “En eso hay hasta un poco de orgullo,
el deseo que si todos estamos caminando impertérritos hacia el mar como muchos lemming
(ratones), hay por lo menos un lemming que anote y diga: Yo lo había dicho.
Con este espíritu es
que ofrezco esta cúmulo de experiencias”.
En realidad, como educador, siempre pensé que
sería muy útil escribir un libro que hablará de la
formación humana.
Nunca pensé en hacer algo
muy científico, como alguien algún día me
propuso, sino una especie de colección de
reflexiones que nacieran de un contacto real,
cotidiano y afectivo con mis estudiantes y
compañeros.
Recuerdo que lo recomencé varías
veces, hasta título le había colocado, pero las
nefastas imágenes de la vida que a mi alrededor morían y que se gastaban perdidas en la miseria y
en ilusiones vanas, me hicieron pensar en u
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