La Generación del Silencio
Alguna vez he dicho que los adultos, al menos los de
cierta edad, corremos el riesgo de constituirnos en
La generación del silencio.
Cuando éramos chicos callábamos porque la palabra
pertenecía naturalmente a los adultos.
La...
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La Generación del Silencio
Alguna vez he dicho que los adultos, al menos los de
cierta edad, corremos el riesgo de constituirnos en
La generación del silencio.
Cuando éramos chicos callábamos porque la palabra
pertenecía naturalmente a los adultos.
La relación era
asimétrica.
Los padres, los docentes y en general las
personas mayores, detentaban una condición que
aceptábamos, con altibajos y excepciones, pero que
condicionaba nuestras conductas.
Hoy, aquellos niños que callaban somos los adultos
que con frecuencia callamos porque “nos desbordan
estos nuevos chicos”, que parecen haberse adueñado
de muchas situaciones.
Y dejamos de decir lo que en muchas ocasiones
deberíamos decir y dejamos de “actuar” como en
muchas ocasiones debiéramos actuar para el
verdadero bien de nuestros hijos y de nuestros
alumnos, para el justo bienestar que tenemos el
derecho de experimentar dentro de la ardua misión
de educarlos.
Y es cuando sentimos que nuestros chicos “nos
desbordan”.
Cuando no tenem
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