El almohadón de plumas
Horacio Quiroga
Su luna de miel fue un largo escalofrío.
Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus
soñadas niñerías de novia.
Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando...
More
El almohadón de plumas
Horacio Quiroga
Su luna de miel fue un largo escalofrío.
Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus
soñadas niñerías de novia.
Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando
volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde
hacía una hora.
Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado
menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante
de su marido la contenía siempre.
La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos.
La blancura del patio silencioso —frisos,
columnas y estatuas de mármol— producía una otoñal impresión de palacio encantado.
Dentro, el brillo
glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacibl
Less