— o me siento bien —dijo Katy—.
Me duele el estómago.
—También a mí me duele el estómago —dijo su hermanito Memo.
—Pues yo también me siento mal —dijo suspirando
su mamá—.
Creo que todos tenemos un poco de fiebre.
Tal vez debamos llamar al...
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— o me siento bien —dijo Katy—.
Me duele el estómago.
—También a mí me duele el estómago —dijo su hermanito Memo.
—Pues yo también me siento mal —dijo suspirando
su mamá—.
Creo que todos tenemos un poco de fiebre.
Tal vez debamos llamar al médico.
Así que la mamá llamó a la Dra.
Cano.
Sí, la Dra.
Cano podía atenderlos inmediatamente.
Así que fueron todos a su consultorio.
La sala de espera estaba llena de gente.
Había muchos enfermos,
pero la Dra.
Cano los ayudaría a todos.
En unos cuantos días, Katy, Memo y su mamá, ya estaban bien.
Pedro y los otros apóstoles ayudaron a muchos
enfermos.
Pero no eran médicos.
Tenían un poder
especial para sanar.
El Espíritu Santo los usó en
forma especial.
¡ ra una época tan
emocionante! Los
apóstoles estaban ocupados desde la mañana
hasta la noche.
—Es como Jesús dijo
que sería —exclamó
Pedro y levantó sus
fuertes brazos alabando
a Dios—.
¿Recuerdan lo
que nos dijo Jesús justamente antes
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