La resignación constituyó siempre la fuente de la fuerza del hombre
y de su nueva esperanza. El hombre ha aceptado la realidad de la
muerte y ha constuido sobre ella el sentido de su vida física. Se resignó
a la verdad de que existe un alma que perder y que...
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La resignación constituyó siempre la fuente de la fuerza del hombre
y de su nueva esperanza. El hombre ha aceptado la realidad de la
muerte y ha constuido sobre ella el sentido de su vida física. Se resignó
a la verdad de que existe un alma que perder y que existe algo
peor que la muerte, y en esto fundó su libertad. En nuestra época, se
resigna a la realidad de la sociedad que puede significar el final de
esta libertad. Pero, una vez más, la vida brota de la última resignación.
Al aceptar sin lamentaciones la realidad de la sociedad, el hombre
encuentra un coraje indoblegable y la fuerza necesaria para suprimir
cualquier injusticia susceptible de ser suprimida y luchar contra
el más mínimo ataque a la libertad. Mientras se mantenga fiel a
su ingente tarea de conseguir más libertad para todos, no existe
razón para temer que el poder o la planificación se opongan a él y
destruyan la libertad que está en vías de conseguirse por su mediación. Tal es el sentido de la libertad en una socied
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