COSMÉTICA ECOLOGICA, POR FAVOR
Fabricantes y publicistas saben que la palabra “natural” vende.
Es la palabra
mágica que ayuda a justificar cualquier sobreprecio, porque para los cosméticos y
productos de higiene todavía no existe una norma oficial que...
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COSMÉTICA ECOLOGICA, POR FAVOR
Fabricantes y publicistas saben que la palabra “natural” vende.
Es la palabra
mágica que ayuda a justificar cualquier sobreprecio, porque para los cosméticos y
productos de higiene todavía no existe una norma oficial que evite fraudes y engaños,
como esos exóticos champús con extractos de frutas sugerentes, cremas milagrosas de
“hierbas salvajes”, antiarrugas de “placenta” marina … cuyos verdaderos ingredientes son
subproductos de la petroquímica, algunos incluso peligrosos.
El segmento de los consumidores ecológicos es un caramelo muy dulce para las
empresas de cosmética dedicadas a un sector con mucha competencia y muy poco
regulado.
Está claro que una persona concienciada que consume alimentos ecológicos
también quiere una cosmética lo más natural posible para su cuidado e higiene personal.
El problema es que no hay ninguna norma o ley que especifique qué productos
cosméticos pueden considerarse naturales y cuáles son los criterios
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