L
os ojos, la violencia contenida o no, son los
de Adèle H.
y la reina Margot; los matices
lo de la Ondina que la encumbró en la
Comédie Française donde, caso único, entró sin
habercursadoelConservatorio.
PeroIsabelleAdjani
vuelve a la pantalla –“La...
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os ojos, la violencia contenida o no, son los
de Adèle H.
y la reina Margot; los matices
lo de la Ondina que la encumbró en la
Comédie Française donde, caso único, entró sin
habercursadoelConservatorio.
PeroIsabelleAdjani
vuelve a la pantalla –“La journée de la jupe”; el 6 en
el Festival de Berlín; en marzo en Francia- como
Sonia Bergerac, profesora de francés, desorientada
por la complejidad de las reacciones adolescentes,
en un instituto de la periferia de París.
“El día de la falda”, título del filme de Jean Paul
Lilienfeld, formatado para televisión “por falta de
coraje de los productores” (“ninguno lo admite
–sugiere Adjani- pero no se atrevían con un
árabe que insulta a un negro; diferencias entre
musulmanes y judíos”) puede confundir, “tras
tantos años de lucha feministas para poder llevar
pantalones”, como protesta en el filme la ministro
del interior.
“Pero llevar falda, en ciertas “banlieues” –prefiere
Adjani- es un desafío a la mezcla de superficialidad
religiosaymachis
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